Ayer, en la oscuridad de mi habitación solamente quería escuchar tu voz, que me anestesiaras con tus palabras y no sentir más dolor. Que ahogaras mi silencio con sonido de tu respiración.
Ayer, deseé más que nunca que estuvieras a mi lado, que me sostuvieras en tus brazos, que atraparas mis lágrimas con tus manos. Tu mirada siguiendome, fuera mi única sensación.
Ayer, quise un momento que jamás llegó, un momento que viví en mi imaginación.
Que sirvió para darme cuenta que no eres más que mi más hermosa y perpetua ilusión.
jueves, 22 de enero de 2009
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