lunes, 8 de junio de 2009

DESPEGAR

Siento mucha rabia por tener que callarme lo que siento, si hablo y dejo salir las palabras, serían como dagas clavansdose en la carne, como látigos flagelantes que no descasarán hasta ver brotar sangre.
Por eso mientras oigo lo que me dicen en tono displicente, pienso en otra cosa para no ser invadido por la ira y no dstruir a las personas que supuestamente debería querer, o simplemente no derrumbar sus sueños; pero si tuviera que confesar, no sé que siento ahora por ellas en este instante. No encuentro tampoco donde fijar mi mirada.
Prefiero desplegar mis alas, maltratadas de tanto luchar contra el viento, adoloridas de tanto volar. Extiendo mis alas y escapo una vez más.

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