De qué sirve perdonar, si no olvidamos la ofensa. El rencor y el resentimiento no nos conducen a nada, lo que hacen es consumirnos por dentro y sumirnos en la más grande y profunda amargura.
Cuando se perdona de corazón se olvida, cuando se olvida el alam se libera y puede vivir en paz.
Nadie mencionó que perdonar fuera fácil, no todos los humanos son capaces de hacerlo, con el perdón se descubre al valiente, se conoce al justo.
Con el perdón se puede ser un poco más feliz, nos embarga la tranquilidad de saber que ya no se pensará más en aquello que nos hizo daño o en quien nos ha herido tanto.
Cuando se perdona se siente que por fin se ha descansado.
domingo, 7 de junio de 2009
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